Hace 10 años falleció nuestro camarada Marcelino Camacho. Toda una vida de ejemplo, militancia y compromiso, como comunista del PCE, sindicalista y dirigente histórico y fundador de las Comisiones Obreras.
Marcelino siempre reivindicó sus orígenes y el orgullo de pertenecer a la clase obrera. Hasta cuando fue diputado inscribió en su currículum del Congreso de los Diputados: Fresador de la Perkins. Humilde y honesto hasta el final, siempre vivió en su modesto piso del barrio obrero de Carabanchel con su amada Josefina.
Reivindicar a Marcelino Camacho es reivindicar a la clase obrera y su papel en la historia, de quien sacrificó su vida y su libertad, a pesar de todas las dificultades, la carcel y la brutal represión, luchando contra la dictadura fascista y después en las condiciones de la democracia burguesa, para conseguir los derechos sociales, políticos y democráticos para los trabajadores y la sociedad en general.
Marcelino Camacho es el sindicalismo de clase, sociopolítico y de nuevo tipo, la unidad de la clase trabajadora, la organización, la huelga, la acción, la reunión y la negociación colectiva, la combinación del trabajo clandestino y legal, es la militancia comunista entre la clase obrera.
Marcelino es la solidaridad de clase en las fábricas, talleres y polígonos, en los centros de estudio y las nuevas realidades laborales. El trabajo allí donde estén las masas obreras, sin aventuras infantiles, ni corporativismos, sin concesiones al burocratismo, por la democracia, la participación y conciencia de la clase obrera.
En los actuales momentos de dificultad por la pandemia y la crisis económica, frente al revisionismo histórico y la extensión de las ideas reaccionarias y fascistas entre importantes sectores sociales, es más esencial que nunca reivindicar su figura de lucha, compromiso y militancia por la clase obrera, los sectores populares, la democracia y el socialismo.
¡Marcelino vive, la lucha sigue!