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¡Alto a la represión en Irán! Detengamos la ejecución de decenas de personas
8 de Febrero de 2021

Nuestro apoyo y solidaridad a los camaradas del Partido Comunista de Irán, el Tudeh en su constante lucha por la libertad y la justicia social.

Una nueva oleada represiva se abate sobre Irán. Ocho personas, de las minorías árabes y baluchis, han sido condenadas a muerte, y su vida corre serio peligro. Esa amenaza se añade a la constante represión que ejerce el régimen teocrático iraní contra toda manifestación de protesta y contra cualquier exigencia democrática. Desde el 1 de diciembre de 2020, el régimen ha ejecutado al menos a 49 personas, y desde el 19 de diciembre de 2020, diecinueve ciudadanos baluchis y un árabe ahwazí han sido también ejecutados.

Mehran Raoof, un profesor y sindicalista, está encarcelado desde las masivas detenciones de octubre de 2020 en la prisión de Evin, en Teherán, donde soporta un duro régimen de incomunicación y su familia teme que sea torturado. La directora de una revista, Nazi Oskui, ha sido también encarcelada, igual que su marido, Alí Amini, que ya fueron presos políticos durante la siniestra dictadura del Sha. Nadia Mirajurli ha sido condenada a cinco años de cárcel por su simpatía hacia un grupo de izquierda, y el joven deportista Ali Motairi fue ahorcado el 28 de enero, sin que su familia tuviese oportunidad de visitarlo antes de que fuera colgado hasta morir.

El académico Ahmadreza Djalali, también encarcelando e incomunicado en la prisión de Evin desde noviembre de 2020, corre el riesgo de ser ejecutado. La represión alcanza a todos los sectores sociales: decenas de mujeres han sido detenidas, algunas por formar parte de un grupo musical, algo prohibido a las mujeres por la ley islámica aplicadaen Irán, y muchas han sido condenadas a largos años de prisión. El movimiento feminista soporta la dura hostilidad de las autoridades, que intentan contener la progresiva movilización de las mujeres, cada vez más activas en todo el país. Miles de personas se encuentran en las cárceles de la dictadura de los ayatolás. La represión contra los trabajadores es constante, como en la empresa azucarera Haft Tapeh, donde las protestas contra la privatización y la corrupción han llevado a veintiocho personas a ser acusadas ante los tribunales. La persecución contra la izquierda y contra las minorías étnicas, contra cualquier signo de oposición al régimen de los ayatolás no se ha detenido. Todos los partidos de izquierda, de comunistas a socialistas, los de las minorías nacionales como los kurdos, así como los sindicatos, están prohibidos y perseguidos en el país.

Los ciudadanos soportan una difícil situación, con casi la mitad de los iraníes bajo el umbral de la pobreza, que se ha agravado con los efectos de la pandemia de la Covid-19, mientras aumentan las protestas de los jubilados por las exiguas pensiones que reciben en un momento de alta inflación. A la gravísima situación económica por la desastrosa gestión de la pandemia que ha hecho el gobierno, se añaden las ilegales y abusivas sanciones económicas norteamericanas que dificultan todavía más el desarrollo e impiden la venta de petróleo, sanciones que han sido denunciadas en todos los foros internacionales y que causan un enorme sufrimiento a la población. Ante todo ello, es obvio que esos problemas no se van a resolver con el aumento de la influencia del ejército en el país, ni con la celebración de las elecciones de junio, reservadas para los distintos candidatos del régimen.

El riesgo de guerra, a causa de la agresividad israelí y de la presión norteamericana, sigue estando presente. Las fuerzas democráticas del mundo deben esforzarse para levantar un amplio movimiento por la paz y contra la hipótesis de una nueva guerra en Oriente Medio. Los signos son inquietantes: a las alarmas levantadas por el secretario de Estado norteamericano, Anthony Blinken, asegurando que Irán podría disponer pronto del uranio necesario para producir armamento nuclear, se suman las constantes provocaciones de Netanyahu, a las que se ha unido el ministro israelí Tzachi Hanegbi, miembro del partido de extrema derecha Likud, afirmando que “Estados Unidos nunca atacará las instalaciones nucleares en Irán. Es posible que Israel tenga que actuar de forma independiente para eliminar este peligro”.

Como afirma el Partido Comunista de Irán, el Tudeh, a las provocaciones de Estados Unidos en el golfo Pérsico y a la desastrosa gestión de la pandemia por el régimen teocrático iraní (que por boca del máximo dirigente religioso, Alí Jamenei, ha llegado a afirmar que “una parte del virus fue creado contra Irán” y a sembrar dudas sobre las vacunas) se une la oleada de centenares de detenidos en diferentes ciudades, como en el Kurdistán iraní, en un contexto donde “el ataque contra los trabajadores en Irán tiene como objetivo sembrar el pánico y prevenir el aumento de la protesta”.

El Partido Comunista de España denuncia la sanguinaria represión del régimen teocrático iraní, y llama a multiplicar con rapidez las iniciativas para detener la aplicación de las penas de muerte que penden sobre decenas de personas en Irán, y a fortalecer la causa de la paz en la región, al tiempo que hace llegar su apoyo y solidaridad a los camaradas del Partido Comunista de Irán, el Tudeh, y llama a los trabajadores y a los sindicatos españoles a impulsar con decisión la solidaridad con los trabajadores iraníes en su constante lucha por la libertad y la justicia social.

Categorías:  Irán  |  Solidaridad Internacionalista

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