La derecha y extrema derecha europeas han presentado un proyecto de resolución en el Parlamento Europeo que es, de nuevo, un texto para agredir a Cuba, exhibiendo su sumisión a los deseos de Estados Unidos. Lo han hecho ahora con el pretexto de un rap manufacturado desde Madrid y Miami para insultar a la revolución cubana, a la que sus autores han calificado de “maligna” en abierta coincidencia la extrema derecha, con el viejo y nuevo fascismo, y con los círculos más reaccionarios de Florida y del Departamento de Estado norteamericano.
Estados Unidos y sus agencias desarrollan desde hace décadas una actividad y estímulo constantes de cualquier insatisfacción para dañar a Cuba. Han recurrido a todo: de la agresión militar al bloqueo económico, de las denuncias falsas al terrorismo abierto, de las mentiras a la organización de campañas de desprestigio, de la presión política y diplomática al chantaje a otros países para que acepten acompañarle en la agresión, apoyando anteayer a damas de blanco, ayer a un peculiar “movimiento San Isidro” o cualquier aspirante a artista que sueñe con el dinero y el éxito yanqui, y hoy a los autores de una vulgar tonada cuya letrilla intenta insultar la dignidad del pueblo cubano y su revolución, que apartó a Cuba de la bota estadounidense.
Hace ya muchos años que la Asamblea General de la ONU condena, en práctica unanimidad, el bloqueo impuesto por Estados Unidos a Cuba, origen de los problemas económicos que causan los desajustes en la vida de los cubanos. La perversa lógica de Estados Unidos es evidente desde hace mucho tiempo: causa un grave quebranto a Cuba con el bloqueo, y después utiliza la legítima preocupación de muchos cubanos por las dificultades económicas para manipular ese cansancio e intentar dirigirlo contra el propio país, porque Washington solo contempla una Cuba sometida a sus designios.
Las agresiones a Cuba, en abierta violación del derecho internacional, de la soberanía de los pueblos, de la propia Carta de las Naciones Unidos y de cualquier relación justa y equilibrada, deben terminar, porque a ningún gobierno se le escapa que han causado enormes pérdidas económicas, han dificultado gravemente el desarrollo del país. Una de las últimas infamias de Estados Unidos ha sido la mendaz calificación hecha a Cuba incluyéndola en su estadillo de países que “patrocinan el terrorismo”.
El Parlamento Europeo no debería ahora ceder a esa agresiva política estadounidense aprobando la resolución presentada por la derecha y la extrema derecha parlamentaria: sería muy significativo que las instituciones europeas, que no han condenado nunca la existencia, durante años, de personas detenidas sin juicio en la cárcel que Estados Unidos mantiene por la fuerza en el territorio cubano de Guantánamo, ni las torturas infligidas por militares norteamericanos a presos, ni las muertes de prisioneros en las jaulas de la base guantanamera, se presten ahora a otra operación de acoso a Cuba.
Es muy revelador que el Parlamento Europeo no adopte medidas ante situaciones de gravísima violación de los derechos humanos, como ocurre en Colombia, donde el ejército y la policía matan a balazos en las calles a decenas de manifestantes y “desaparecen” ciudadanos; cuando miles de personas ocupan las calles colombianas para reclamar sus derechos y reciben el fuego de un gobierno indigno, mientras los paramilitares siguen asesinando en el país. También, que el Parlamento Europeo no reaccione ante los crímenes de guerra cometidos en los territorios ocupados de Cisjordania, donde Israel ha asesinado a numerosos manifestantes palestinos hace apenas unos días, y la matanza en la franja de Gaza, donde Netanyahu acaba de bombardear a la población civil causando centenares de muertos. Con esos crímenes ante los ojos, los partidos derechistas europeos quieren que el Parlamento Europeo cierre los ojos ante la violencia y los asesinatos, quieren bloquear cualquier medida de solidaridad con las víctimas, y en un consumado y feroz ejercicio de hipocresía reclaman mano dura y sanciones contra Cuba.
Estados Unidos continúa su vieja y obsesiva persecución contra el pueblo cubano, actitud que la Unión Europea y sus instituciones no deberían secundar. Cuba, que sigue padeciendo el embargo estadounidense, ha dado un ejemplo de solidaridad y de fraternidad con miles de víctimas de la pandemia de la Covid-19, acudiendo con sus médicos a cuarenta países distintos, muchos de los cuales no han recibido atención médica ni ayuda de los países ricos. No puede esperarse nada de la derecha y de la extrema derecha europea, pero al menos el Parlamento Europeo debería tener la decencia de no acompañar a Estados Unidos en la persecución y el acoso a un digno país como Cuba.
Por ello, el Partido Comunista de España quiere enviar un fraternal saludo a todos los cubanos, al gobierno de Miguel Díaz-Canel y al Partido Comunista de Cuba, y pide a los trabajadores y sindicatos españoles que refuercen la solidaridad con el pueblo cubano, y a las fuerzas políticas, a todos los partidos democráticos y progresistas del continente, que exijan al Parlamento Europeo que no se preste a nuevas agresiones y apoye el diálogo con Cuba y su gobierno.