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El Partido Comunista de España condena los atentados en Sri Lanka
22 de Abril de 2019

El Partido Comunista de España lamenta y condena los atentados terroristas que se han producido en iglesias y hoteles de Sri Lanka, y que ya han causado más de doscientos muertos y quinientos heridos. Esos atentados suceden en un país que intenta superar décadas de guerra civil y de enfrentamientos entre comunidades, a los que se han añadido las nuevas tensiones surgidas del fanatismo religioso y nacionalista, responsable de los atentados del 21 de abril.

Sri Lanka, un país mayoritariamente budista pero con importantes minorías religiosas (hinduista, musulmana y cristiana), todavía no ha superado por completo el dolor de la guerra entre tamiles y cingaleses budistas que ensangrentó al país a lo largo de más de dos décadas, entre 1983 y 2009, ni la destrucción causada por el tsunami de 2004 que causó decenas de miles de muertos. Esa realidad se ha visto agravada por los enfrentamientos religiosos entre musulmanes y budistas en los últimos años y por la actuación de núcleos radicales de carácter nacionalista, ultra religiosos y parafascistas. Grupos nacionalistas de confesión budista y otros de religión musulmana se han enfrentado en los últimos años, y a los incendios de mezquitas, las agresiones y asesinatos, se han añadido los constantes ataques a iglesias y miembros de la minoría cristiana, donde con frecuencia han actuado violentos comandos budistas, que dificultan sobremanera la superación de los enfrentamientos del pasado.

Los excesos del nacionalismo cingalés y de la intransigencia religiosa budista explican el temor de las minorías, primero la tamil y después otras, que hicieron emerger décadas atrás el nacionalismo tamil y su exigencia de un estado independiente en el norte de la isla. La derrota de los Tigres de Liberación de la Tierra Tamil (LTTE, que asesinaron al ex primer ministro de la India, Rajiv Gandhi) no terminó con el problema político de la minoría tamil.

La herida de la guerra sigue estando presente, sin que se haya avanzado en la exigencia de responsabilidades por las matanzas de la guerra civil, y por los miles de desaparecidos a manos del ejército. Con la presidencia de Rajapaksa se derrotó al movimiento tamil, que contaba con grandes simpatías en la India, aunque las luchas internas de la alianza gobernante llevaron a una nueva coalición que consiguió la presidencia del país, en 2015, para Maithripala Sirisena, uno de los hombres de confianza del anterior presidente, Rajapaksa, pero de quien se había distanciado, aunque después reanudaron su buena relación, hasta el punto de que Sirisena nombró primer ministro a Rajapaksa en 2018. Rajapaksa mantiene lazos con los grupos budistas más radicales, que han llevado a cabo campañas y persecuciones contra tamiles hinduistas y contra musulmanes.

Sri Lanka es un pequeño país de veinte millones de habitantes, vecino de dos gigantes. Con la presidencia de Rajapaksa aumentó la relación con China, aunque la política exterior actual prima la relación con la India. Sin embargo, Pekín y Kotte siguen manteniendo buenas relaciones, y China ha contribuido al desarrollo se Sri Lanka de los últimos años, con inversiones y creación de infraestructuras. Hoy, ante la necesidad de afrontar el desarrollo económico del país y terminar con el terrorismo nacionalista y religioso, Sirisena bascula entre imponer el predominio budista en el país o aceptar una concepción federal que otorgue confianza a las minorías con una nueva constitución. Las dos principales fuerzas políticas del país, el United National Front for Good Governance, que cuenta con 106 escaños en el parlamento, y la United People’s Freedom Alliance (de la que forma parte el Partido Comunista de Sri Lanka), con 95 escaños, tienen una gran responsabilidad en ello.

El Partido Comunista de España muestra su pesar por los sangrientos atentados y hace llegar su solidaridad con los familiares de las víctimas, al tiempo que formula su deseo de que las corrientes nacionalistas, el fanatismo religioso y el terrorismo pasen pronto a ser un recuerdo del pasado, y Sri Lanka consolide su desarrollo.

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