La derecha peruana tardó dos meses en reconocer la victoria del profesor Castillo en las elecciones presidenciales y, desde el primer momento de esta presidencia, no ha cejado en su empeño en derrocar a un presidente al que despreciaban por ser indígena, de origen humilde y sindicalista. De nada han servido al “profesor” los gestos de acercamiento y concesiones a la oligarquía, al imperio y a su instrumento para América Latina, la OEA: Castillo no será nunca reconocido como uno de ellos. En el tercer intento de destitución por parte de un Congreso que tiene una desaprobación popular del 89 % el anuncio del Presidente Castillo del establecimiento de un Gobierno de excepción, que incluía disolver temporalmente el Congreso, convocar a elecciones para elegir a un nuevo Parlamento y toque de queda a nivel nacional, miembros de su gabinete, el Tribunal Constitucional, el Poder Judicial, la Fiscalía General de la Nación, las Fuerzas Armadas y la Policía Nacional, rechazaron esta medida que se produjo poco antes de que el Parlamento debatiera una moción de vacancia en su contra por "incapacidad moral", finalmente aprobada por 101 votos a favor de un total de 130 congresistas.
Mientras la vicepresidenta Dina Boluarte juramentaba como Presidenta de Perú, apoyada por un Congreso de mayoría de derechas, Castillo, era detenido por la policía y trasladado al penal de Barbadillo tras imputarle un presunto delito de rebelión a pesar de que no se cumple la acción típica del delito.
El Partido Comunista de España se solidariza con el pueblo peruano y condena cualquier atentado contra la democracia.
El PCE solicita que se garantice la seguridad, integridad y los derechos de Pedro Castillo.
El PCE hace un llamamiento a todos los actores políticos a la calma, al diálogo y al respeto por la democracia.
