En el Primero de mayo, Día Internacional de la Clase trabajadora, cuando no hemos superado aún las terribles consecuencias de la pandemia, nos enfrentamos a peligros como la guerra, la crisis y el fascismo, la carrera armamentista, e incluso, al riesgo de una conflagración nuclear.
El imperialismo estadounidense trata de salvar su hegemonía mundial imponiendo su agenda de forma agresiva, sobre todo a través de la OTAN, que está arrastrando a todo el planeta a un grave enfrentamiento, una nueva "guerra fría" que agrava la escasez de suministros y la especulación que están llevando a la inflación a niveles que no se veían en más de 30 años.
La guerra en Ucrania está siendo la excusa de EEUU para imponer su nuevo orden mundial, con una campaña mediática y de sanciones sin precedentes, promoviendo ideologías reaccionarias para derechizar a la sociedad, extendiendo la rusofobia, el recorte de libertades democráticas y la persecución anticomunista y antisindical y contra la izquierda.
La Unión Europea obedece sin rechistar la estrategia estadounidense de dilatar el conflicto y agravar la escalada militarista, lo que va incluso en contra de los intereses de los países europeos, al arrastrar a todo el continente al encarecimiento de las materias primas y la energía, al aumento de gasto militar y a recortes en partidas sociales, lo cual solo agravará el sufrimiento del pueblo ucraniano y del conjunto de los pueblos europeos.
La solución a la guerra no es más guerra, porque el conflicto militar hundirá a los pueblos en un pozo de muerte, destrucción y crisis económica. Por eso la lucha por la paz y contra la guerra es uno de nuestros principios fundacionales y hoy lo son la lucha contra la OTAN y por el fin de la carrera armamentista.
Ante el peligro de la deriva belicista, sus consecuencias económicas y sociales para la clase obrera y los pueblos, compartimos la propuesta de construir un mundo multipolar realizada por la República Popular de China, donde la negociación política facilite una convivencia pacífica, donde la legalidad internacional y la diplomacia se impongan a la ley del más fuerte.
Hay que parar la lógica de la sangre y las armas y forzar una salida diplomática multilateral, que implique a toda la comunidad internacional y otorgue plenas garantías de seguridad mutua y cooperación a todos los pueblos de Europa, sustituyendo la confrontación de bloques por la neutralidad activa. Nos oponemos al envío de armas, a las sanciones y al aumento del gasto militar. Llamamos al diálogo y al desarme. La paz es urgente.
Ante la vorágine belicista y reaccionaria del imperialismo, mostramos nuestra solidaridad con las víctimas civiles y las personas refugiadas de todas las guerras, desde el Dombas a Ucrania, de Yemen a Afganistán, Libia o Siria, y más que nunca mostramos nuestra total solidaridad y compromiso con los pueblos saharaui y palestino y con la revolución cubana.
En estos años de pandemia, gracias a la presencia del Unidas Podemos, IU y el PCE en el Gobierno, y a los fuertes lazos con el movimiento obrero y el sindicalismo de clase, se han aprobado importantes medidas laborales y sociales, que están mejorando las condiciones de vida de la clase trabajadora y protegiendo a los sectores más vulnerables de la sociedad.
La subida del SMI en más de un 30% hasta a los 1.000 euros. Los ERTE que han salvado millones de empleos La última reforma laboral que generaliza la contratación indefinida frente a la precariedad logrando crear un millón de contratos fijos en lo que va de año, que refuerza a los sindicatos en la negociación colectiva, que recupera la ultraactividad y la prevalencia de los convenios sectoriales frente a los de empresa, lo que puede permitir la sindicalización de los sectores más golpeados por la precariedad (mujeres, juventud e inmigrantes).
En estos momentos de fuerte subida inflacionista y creciente paralización económica, es esencial defender y aplicar en las empresas y sectores, lo conquistado en el parlamento y el gobierno, reforzar al sindicalismo de clase en la negociación colectiva frente a la patronal y su pretensión de aumentar sus ganancias a costa de bajar los salarios de forma masiva, aplicar los ERTEs para defender el empleo frente a los despidos, ampliar el escudo social y hacer una reforme fiscal progresiva para qué pague más quien mas tiene.
El PCE muestra todo su apoyo a los sindicatos de clase en la negociación con la patronal, para alcanzar un pacto de rentas que garantice que no haya perdida del poder adquisitivo de los salarios, a pesar de la guerra en Ucrania y la subida del precio de la energía,. Apoyaremos todas las movilizaciones para alcanzar un buen acuerdo y, si no fuera posible, desplegaremos todos los esfuerzos para que el gobierno adopten medidas que blinden los salarios ante la inflación.
Ante la escalada inflacionista y especulativa es necesario utilizar los Presupuestos Generales del Estado para promover un cambio de modelo productivo, que detenga la fuerte dependencia financiera y tecnológica del capital foráneo, desde la intervención pública, limitando y regulando los precios de la energía y los productos esenciales, formando nuevas empresas públicas o nacionalizando sectores estratégicos.
Frente al peligro de la guerra y contra el fascismo y la crisis, llamamos a la movilización, a la unidad de la clase obrera y del sindicalismo, de la izquierda, del mundo de la cultura, en la calle y en las instituciones, en los centros de trabajo y estudio, en un amplio movimiento por la paz, la democracia y el socialismo. A participar en las manifestaciones del Día del Trabajo y en la contracumbre contra la OTAN en el mes de julio, para poner al pueblo trabajador a la ofensiva, para iniciar un nuevo ciclo de luchas y avances sociales.
¡Por la paz, contra la guerra y la OTAN! ¡Ningún recorte por la guerra! ¡Paz, salarios y empleos digno!