El 14 de abril es un día de celebración para quienes compartimos los ideales de libertad, justicia social, igualdad, cultura y progreso. Este año conmemoramos el 92 aniversario de la Segunda República. En 1931 las mujeres y los hombres de este país decidieron, con buen sentido, que para progresar resultaba imprescindible liberarse del lastre corrupto de la monarquía borbónica y del sistema político montado sobre ella, incapaz de dar solución alguna a los problemas que atravesaba España. La regeneración democrática se escribió entonces con ‘R’ de República.
Siendo grave la corrupción endémica de los Borbones (… Alfonso XIII, Juan Carlos I, Felipe VI), el problema es la monarquía. Una institución no democrática, que no hemos votado, que proviene de la dictadura fascista y que hereda la Jefatura del Estado por privilegios medievales de sangre. No admitimos la inviolabilidad de la monarquía actual, nada ejemplar, arcaica e inservible. Es hora de poder decidir entre Monarquía o República.
La República vuelve a ser la respuesta en positivo, la respuesta que ilusiona, la manera democrática de constitucionalizar la justicia social y el reparto equitativo de la riqueza. No como una forma política abstracta, sino la salida real a las necesidades y reivindicaciones básicas de la clase trabajadora y el pueblo.
Una República democrática y popular que garantice los derechos políticos, laborales y sociales, que defienda lo público como fundamento de la economía productiva, los servicios básicos y el sistema financiero y una República que implante un desarrollo sostenible y equilibrado.
Un cambio político, constitucional y de modelo que profundice la democracia, que establezca mecanismos reales de participación en la vida pública y en la toma de decisiones, y que reconozca los derechos democráticos de los pueblos del Estado y la realidad plurinacional como rasgo constitutiva de la misma.
Una República hecha desde el feminismo, garantía de emancipación de todas y todos, como contrapoder y empoderamiento en la sociedad patriarcal y capitalista. Un sistema político y social que establezca la igualdad legal y real entre mujeres y hombres, sin personas de segunda, en el que las mujeres puedan desarrollar el papel que les corresponde y que nunca más vuelvan a ser relegadas.
Nos encontramos en un tiempo complejo y difícil, a pocos meses de unas elecciones municipales, autonómicas y después generales en el que van a confrontar dos modelos: el de la burguesía y sus representantes políticos, con sus planes de regresión social, recortes y privatizaciones en lo público, en los derechos sociales y laborales para mantener sus privilegios y de limitación de las libertades colectivas e individuales para intentar evitar la protesta, frente a un modelo de progreso que tiene que intensificar y acelerar las respuestas para avanzar hacia una democracia política, social y económica.
El PCE siempre ha defendido la construcción de un bloque político y social popular alternativo y la unión de las izquierdas en torno a un programa común transformador. Un programa compartido para la construcción de un nuevo país que supere el régimen monárquico en el que sustenta la oligarquía económica y financiera. Trabajamos por la máxima unidad de las fuerzas políticas, sindicales, sociales y ciudadanas de progreso para superar el régimen monárquico del 78 y avanzar hacia la alternativa constituyente republicana.
Hacemos un llamamiento a la militancia, a las personas activistas, a la mayoría social trabajadora para que este 14 de abril, para que esta primavera participe en las acciones y movilizaciones unitarias a favor de la Tercera República, a favor de la necesidad de desarrollar un proceso constituyente, que dé la palabra a la ciudadanía para construir un futuro de progreso común, un futuro republicano.