Hoy, día del migrante, resulta fundamental reivindicar los derechos fundamentales y la aportación de las personas migrantes en aquellos países a los que llegan. A pesar de que su labor en el desarrollo económico de los países, en especial, en aquellos donde más se ha desarrollado el capitalismo, es fundamental, las personas migrantes continúan siendo objeto de un doble daño, no contando con un reconocimiento pleno de derechos y siendo objeto de una estigmatización.
Es, por ello, que en este día 18 de diciembre, Día del migrante, cabe reivindicar su aporte multidimensional en nuestras sociedades.
Desde el punto de vista del trabajo y económico, son los y las migrantes, quienes ocupan las profesiones más duras en todos los sectores productivos: peones agrícolas y ganaderos, obreros y obreras de la construcción, limpiadores y limpiadoras, cocina, camareros y camareras. Son estos trabajos la base del sistema productivo en los países desarrollados, que no quieren desempeñar trabajadores en origen, pero que sí desempeña la población migrante.
Desde el punto de vista de la Seguridad Social, las cotizaciones de los y las migrantes sirven para aumentar el erario público, que va destinado a la satisfacción del derecho a la pensión de nuestros mayores y la asistencia sanitaria.
Desde el punto de vista cultural, enriquece con diferentes formas de ver el mundo, que debe ser incorporado en nuestras sociedades en un reconocimiento recíproco sobre la puesta en práctica de los Derechos Humanos.
Sin embargo, a pesar de estos y muchos más aportes, su papel en la sociedad no es reconocida. Y el capital a través de sus redes sociales segrega y marginaliza a esta población.
Esto lo podemos ver palmariamente en los grandes medios de comunicación que instrumentalizan al extranjero y la extranjera, como chivo expiatorio y culpable de los problemas sociales: delincuencia, mafias, precariedad …, creando un clima de xenofobia y racismo en todos los países de inmigración. Así, la población trabajadora autóctona no mira hacia el verdadero responsable de sus problemas: el sistema capitalista.
Por ello, todos los trabajadores y trabajadoras del mundo, independientemente de su origen nacional deben unirse, para enfrentar los problemas estructurales del capitalismo, así como los problemas del día a día en su puesto de trabajo, en el estudio, en las asociaciones de vecinos, culturales y cualquier red social o comunicativa que sirva a la clase trabajadora para hacer frente a la organización capitalista.