La Comisión de Reconstrucción del Congreso de los Diputados culmina hoy su primera fase con la elaboración de los borradores que cada uno de los cuatro Grupos de Trabajo aprobarán como ponencias y, tras el correspondiente trámite de enmiendas, se llevarán al debate en el plenario del Congreso.
Acabamos el primer semestre de la experiencia del cogobierno en nuestro país con la gestión de una pandemia mundial con un impacto sin precedentes en España y en el mundo. Los ambiciosos retos políticos con los que Unidas Podemos entraba en el Gobierno al inicio de la legislatura, se convirtieron en más urgentes y necesarios a medida que evolucionaba la crisis del COVID-19.
Desde el primer momento nuestro objetivo ha sido era claro: en esta nueva crisis el Gobierno no le daría la espalda a nuestro pueblo, no se podían repetir los errores que marcaron la gestión de la crisis a partir de 2008, en la que se rescataron a los bancos y dejaron caer a las familias trabajadoras.
En los últimos meses Unidas Podemos, con el apoyo unánime de todas las fuerzas políticas que forman parte de esta convergencia política, hemos impulsado numerosas medidas para levantar el denominado “Escudo Social” para que nadie se quedara atrás en esta crisis. La aprobación de medidas para la protección de los trabajadores evitando los despidos a través de ERTEs y la intensificación de las inspecciones de trabajo, el impulso de ayudas directas e indirectas a pequeños y medianos empresarios, autónomos y empleadas de hogar, la prohibición de cortes de suministros básicos, despidos objetivos por el COVID, la suspensión de desahucios o la aprobación del Ingreso Mínimo Vital son solo algunos de los ejemplos de políticas –podemos afirmarlo con rotundidad- que sin la presencia de Unidas Podemos en este gobierno sin duda que no se habrían aprobado.
Esta crisis también ha puesto a España y, sobre todo, a sus servicios públicos, delante de un espejo. Décadas de privatización y desmantelamiento de los servicios públicos y de transferencia de capital público al sector financiero han tenido consecuencias dramáticas para la población. No podremos evitar la repetición de pandemias globales, pero sí debemos preparar a nuestro país, sus instituciones y su economía, para que no vuelvan a repetirse situaciones como las que hemos vivido. Para eso necesitamos un debate sobre la reconstrucción de nuestro país, que no ha hecho más que empezar.
La convocatoria de una Comisión de Reconstrucción en el Congreso es un primer paso para la consecución del objetivo anterior, pero no puede ni debe ser el único, porque tal y como hemos venido repitiendo en diversos documentos del PCE y de IU no se podía dejar exclusivamente en el ámbito institucional la elaboración del Plan de Reconstrucción que necesita nuestro país.
En esta Comisión Parlamentaria, los borradores de ponencias que ahora se cierran como fruto del debate del último mes, pasan ahora al debate parlamentario.
Estos borradores presentados no contienen todas las conclusiones que nos hubiera gustado que figuraran en las ponencias aprobadas para su debate. No se contemplan medidas que en nuestra opinión son necesarias para que la gestión de la crisis actual y de la que viene no se cargue sobre las espaldas de las familias trabajadoras de nuestro país. Hemos defendido públicamente que es necesario implementar medidas audaces en materia industrial, económica y fiscal para, garantizar la creación de riqueza y su justa redistribución, de forma que avancemos en cambiar las bases de nuestro modelo económico.
Somos conscientes de que la disputa sobre la reconstrucción no ha acabado, en realidad, no ha hecho más que empezar. Es tiempo de impulsar un proceso de acción política y social para avanzar hasta conseguir la victoria del bloque democrático -que se articuló en torno a la investidura- sobre el bloque autoritario que solo busca desestabilizar al Gobierno.
En ese momento político, es positivo llegar al más amplio consenso del mayor número posible de fuerzas políticas de nuestro país en torno a las propuestas del Gobierno, bajando la crispación que ha difundido la extrema derecha, y ello es factible una vez retirado VOX de todo lo relacionado con el proceso de Reconstrucción.
Pero ese consenso no puede ser la excusa para una salida gatopardiana de cambiarlo todo para que nada cambie, para ello como venimos repitiendo la cuestión clave es que este debate no se resuelva en términos exclusivamente institucionales, sino que requiere de la movilización social y política en torno a nuestros objetivos de reconstrucción. Por ello, debemos seguir reforzando los siguientes ejes de trabajo para los próximos meses:
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Para nosotros el pacto programático del Gobierno de coalición entre PSOE y Unidas Podemos es irrenunciable y sigue vigente en todos sus términos, no quedando sin efecto por un hipotético acuerdo de reconstrucción que no contemple objetivos incluido en el anterior acuerdo programático.
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En el borrador de conclusiones de la Comisión de Reconstrucción acordado entre UP y el PSOE se incluye el fortalecimiento de los servicios públicos y la puesta en marcha de una fiscalidad progresiva equiparable al contexto europeo.
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El debate en las próximas semanas es fundamental para consolidar el bloque democrático que hizo posible el actual Gobierno de coalición, en el que no tienen cabida las expresiones políticas de la ultraderecha y sus aliados. Nuestra tarea ahora es utilizar el debate parlamentario sobre las conclusiones del proceso de Reconstrucción como alternativa a un posible “pacto de Estado” en el que Partido Popular y Ciudadanos estarían más cómodos.
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En fundamental conjugar el trabajo político con la movilización social y política, ya que solo es posible aumentar el peso político de nuestros 35 diputados con una fuerza sostenida de movilización en la calle, empujando para la consecución de aquellos acuerdos que beneficien a la mayoría de gente trabajadora de nuestro país. El manifiesto y as convocatorias impulsadas por los sindicatos este fin de semana son imprescindibles y deben tener nuestra máxima implicación, pero no suficientes para este empeño, por lo que corresponde que desde el espacio de Unidas podemos se trabaje intensamente por incrementar la movilización social y política en torno a la campaña sobre la reconstrucción iniciada hace dos semanas.
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Seguiremos defendiendo las propuestas que creemos que son imprescindibles para reconstruir el país: recuperar la soberanía productiva y energética para una reindustrialización verde y sostenible; fortalecer el sector público para que nadie se quede atrás en esta crisis; subordinar toda la riqueza del país al interés general; todos los recursos del país al servicio de la reconstrucción; todos los derechos para todas, defender la universalidad de los derechos humanos; un sistema nacional público de cuidados profesionalizado; no a la UE del capital y las oligarquías nacionales, pero para que esta defensa no sea meramente testimonial, debemos tener claro que sin una presión social y política no será posible mejorar la correlación de fuerzas que existe en el Parlamento, máxime cuando las fuerzas nacionalistas de la izquierda catalana no están ayudando.
Es por tanto el momento de que el Partido, sus organizaciones, su militancia, sea capaz de estar a la altura que el momento histórico nos demanda siendo capaces de ser un Partido de movilización, de propuesta y de influencia en la aplicación de medidas de gobierno para conseguir el mejor resultado para la clase obrera, las capas populares y el futuro del país.