Editorial
Frente a la cumbre de la OTAN: una alternativa de paz y desmilitarización. Por una seguridad humana compartida
Publicamos este número de Nuestra Bandera en unos momentos dramáticos y complejos para Europa. Están estallando todas las contradicciones acumuladas desde el final de la Guerra Fría del siglo XX, cuando, tras la desintegración de la Unión Soviética y la disolución del Pacto de Varsovia, los Estados Unidos y la OTAN incumplieron los acuerdos que aseguraban un espacio de neutralidad en la Europa del Este para abrir el camino para la reunificación de Alemania y se lanzaron a un proceso de ampliación de la organización militar hasta llevarla a la misma frontera rusa.
Desde esta perspectiva no se puede considerar que la guerra de Ucrania sea un hecho aislado fruto exclusivamente de las maldades del presidente ruso, Vladímir Putin, como a veces se trata de plantear por los medios de comunicación al servicio de pensamiento único, sino que tiene que situarse en el marco de un orden internacional que está en transición y la pretensión, declarada por el presidente Biden, de consolidar un orden internacional con características de Guerra Fría, es decir, un mundo dividido en bloques enfrentados militar y económicamente.
La invasión de Ucrania, contraria al derecho internacional, por la Federación Rusa, no se puede analizar sin hablar del golpe de Estado de 2014, del incumplimiento de los acuerdos de Minsk y la reactivación de la entrada de Ucrania en la OTAN. De esta manera, la condena de esta intervención militar de Rusia en Ucrania tiene que estar acompañada por la condena de la ofensiva de Estados Unidos y la OTAN para tensionar al máximo las relaciones internacionales, con la intención de justificar un aumento del gasto militar y la refundación de una OTAN global con capacidad de actuar en todo el planeta.
Estamos por tanto en un debate de fondo entre dos modelos de concebir la seguridad: uno, el que tiene su base en el militarismo, en el que parecencoincidir la Rusia de Putin con los Estados Unidos y la Unión Europea de Borrell, y otro fundamentado en una arquitectura de seguridad compartida, no militarista, como base de la construcción de un orden internacional de carácter multipolar. Este concepto tiene un precedente importante en la Carta de París firmada por los Estados europeos en 1990, organizada por la Conferencia sobre la Seguridad y Cooperación en Europa (CSCE). La Carta de París fue suscrita por los Estados de Europa incluidos Rusia (en aquel momento la Unión Soviética), Estados Unidos y Canadá como salida a la situación de Guerra Fría en Europa.
Este principio de «seguridad compartida» entiende que la distensión no es una categoría ajena al conflicto, sino expresión de la búsqueda de una salida no militar del conflicto mismo. De esta manera, según la Carta de París, se apuesta por una nueva arquitectura geopolítica que sustituya el principio de contención y confrontación por el de disuasión y mutuo reconocimiento, y el de «seguridad colectiva» frente al adversario por el de «seguridad compartida» entre Estados.
La noción de seguridad compartida supone el punto de partida para un nuevo tipo de relaciones intraeuropeas; un intento de contribuir a la paz en medio de una guerra y del creciente belicismo que nos conduce a un mundo más inseguro y peligroso para la supervivencia de la especie humana, en la defensa del avance hacia una comunidad internacional con un futuro compartido para toda la humanidad que cuente con instrucciones internacionales y con composición y funcionamiento de carácter horizontal y democrático.
No se sostiene por más tiempo que el gasto mundial en armamento en 2019 se estimase en 1,63 billones de euros, el 2,2 % del PIB mundial (la cifra más alta desde la Guerra Fría) frente a los 50.400 millones de euros de promedio anual durante el decenio de 1990 de ayuda oficial para el desarrollo.
El Informe Social Mundial 2020 de Naciones Unidas advierte de que la creciente desigualdad, tanto en los países en desarrollo como en los ricos, exacerba las divisiones sociales y ralentiza el avance económico y social. Más de dos tercios de la población mundial viven en países donde la desigualdad ha crecido. El 1 % de la población más rica tiene cada vez más dinero, mientras que el 40 % más pobre obtiene menos de un 25 % de los ingresos.
Por ello, hablamos de seguridad humana frente a la seguridad militarizada. Porque si algo ha demostrado la covid-19 es la falacia de que la humanidad necesita un sistema de seguridad militarizado. La seguridad humana tiene hoy que ver con agua potable, vivienda, comidas, vacunas, empleo, igualdad, educación, frenar el cambio climático y asistencia médica universal y gratuita.
Eso sin olvidar en ningún momento que cualquier alternativa que se pretenda construir al concepto de seguridad militarizada tiene que contemplar la necesidad de una educación en valores que sitúen la defensa de la paz como la base de todo pensamiento.
Desde esta perspectiva, Nuestra Bandera, en su pretensión de ser un instrumento para el debate y la construcción de alternativas de izquierdas que puedan disputar la hegemonía ideológica al pensamiento reaccionario, patriarcal y militarista, no puede dejar de dedicar un nuevo número al análisis no solo de lo que está ocurriendo en Ucrania, sino también de sus repercusiones en el resto del planeta, con una especial atención a las consecuencias que tienen todas las guerras en la mujer, en el movimiento obrero y en el medio ambiente.
Por todo ello, este ejemplar de Nuestra Bandera tiene la intención de ponerse a disposición de colectivos, organizaciones y plataformas que están preparando la cumbre por la paz que se celebrará en junio en Madrid como contraposición a la cumbre de la guerra que celebrará la OTAN.
Una cumbre alternativa cuya organización trabaja para que no se imponga el pensamiento único, y se confronten públicamente dos modelos de seguridad: el que se basará en una OTAN que nos lleva a un mundo más agresivo, con mayores gastos militares, y el modelo que se basa en unas nuevas Naciones Unidas como instrumento que permita la defensa de la paz y el aumento de los gastos sociales y que articule un modelo seguridad colectiva, sostenible, asentada en un potente movimiento por la paz.
Cada artículo de los que se presentan recoge un punto de vista complementario para tratar, en conjunto, de conjugar el análisis estratégico con la necesidad de responder a la coyuntura, de manera que no nos quedemos en la denuncia, sino que abramos el paso a una propuesta de nuevo orden internacional que se base en la coexistencia pacífica. Es necesaria, en este sentido, una refundación de las Naciones Unidas y sus organismos para que puedan recuperar los objetivos de su Carta Fundacional, evitando el camino hacia una nueva Guerra Fría que trata de obligarnos a cambiar derechos sociales y presupuestos sociales por una falsa seguridad militarista.
Desde esta perspectiva, un repaso a los artículos que publicamos pone de relieve el importante bagaje con el que contamos para hacer frente a la presión mediática, que trata de imponer una vez más el pensamiento único, de manera que tomemos conciencia de nuestro argumentario para defender una alternativa de paz y progreso con la intención de construir un futuro compartido para toda la humanidad.
La sección POLÍTICA, bajo el título «Paz y desmilitarizacion: reflexiones y propuestas», dedica sus páginas monográficamente al debate y diseño de una política de paz en el mundo y en Europa, con referencia a la cumbre por la paz frente a la, referida anteriormente, cumbre de la OTAN en Madrid el próximo mes de junio. Los diferentes artículos abordan la construcción de un nuevo orden mundial multipolar y cooperativo, marco para un sistema de seguridad compartido y estable para Europa, con el obligado trasfondo de la guerra de Ucrania.
La sección se inicia con el artículo de Manu Pineda «Cumbre de la OTAN en Madrid: una alternativa para la paz y la cumbre alternativa», que, tras analizar la crisis del orden internacional configurado al final de la Guerra Fría en la segunda mitad del siglo XX, sitúa el proceso que condujo a la guerra desatada en Ucrania tras la invasión de Putin. La extrema gravedad de la situación lleva al autor a reclamar una solución negociada que frene la guerra y permita abrir una negociación de la que salga un esquema de seguridad compartida y estable para una Europa independiente, en la perspectiva de un orden mundial multipolar basado en los principios fundacionales de las Naciones Unidas. Igualmente, desgrana las bases de una política de paz en el mundo apoyando la cumbre alternativa a la de la OTAN y sus objetivos, que sustancian una gran alianza por la paz, en defensa de la vida, que se contraponga a la cumbre de la muerte.
En el trabajo «Las armas de destrucción masiva, entre el exterminio y la militarización de los Estados», Willy Meyer señala el peligro extremo para la vida en el planeta que supone el arsenal nuclear, las armas de destrucción masiva, que dan siempre una ventaja en cualquier contienda bélica a la potencia que las posea. Para el autor, tras la guerra de Ucrania debería firmarse por parte de los Estados un tratado internacional de prohibición y destrucción ecológica de todo ese almacenamiento de armas de destrucción masiva. Corresponde a la sociedad civil, al movimiento pacifista internacional, exigir, sin más dilación, la necesidad de poner fin a ese arsenal de exterminio masivo, así como movilizarse contra la guerra, la OTAN y las armas de destrucción masiva hasta conseguir la plena desmilitarización de la seguridad, concluye.
Maite Mola, vicepresidenta del Partido de la Izquierda Europea, en su artículo «Por un plan de paz, seguridad y defensa para Europa», detalla la crisis de la hegemonía norteamericana y del orden unipolar frente a otro multipolar que se abre camino con nuevas potencias que impugnan su poder, como es el caso de China y, a otro nivel, de Rusia, y las tensiones y conflictos que conlleva, como las que han precedido a la guerra de Ucrania con la ampliación de la OTAN hacia el este en Europa, sin que el papel en otro momento jugado por la Unión Europea en el terreno económico-financiero haya podido suavizar la pugna por el dominio energético entre Estados Unidos y Rusia. La autora apuesta con claridad por un plan de paz, seguridad y defensa para Europa que la izquierda europea debe impulsar y en el cual involucrarse, cerrando el paso a la guerra y apostando por el principio de disuasión y mutuo reconocimiento para la resolución de los conflictos.
«La redefinición de la OTAN en su cumbre en Madrid y la necesidad de redefinir nuestra alternativa» es el trabajo de Jon Rodríguez Forrest, donde analiza el contexto de la cumbre de la OTAN en Madrid en junio de 2022. Los cambios en el seno de la alianza, el desarrollo de una política de defensa de la Unión Europea y la volatilidad del marco continental obligan al movimiento por la paz a repensar y definir sus alternativas.
Marga Ferré, en «La OTAN y la construcción del enemigo», analiza cómo a lo largo de la historia los Estados Unidos y la OTAN han acomodado la construcción de la idea de enemigo a combatir para justificar su existencia. La autora hace un breve repaso a sus distintas estrategias militares y a sus distintos «otros» a los que eliminar, que nos alertan de que ese constructo (el otro, el enemigo, el que merece ser destruido) desvela lo que es hoy la OTAN: la amenaza violenta del supremacismo occidental en decadencia.
«La OTAN y la incoherencia de las políticas para la seguridad y la paz» es el trabajo de Cristina Faciaben, donde señala que Europa ha apostado por la OTAN, siendo esta guardiana de un orden internacional que se resquebraja. Llama a trabajar por una autonomía estratégica ajustada a la Carta de las Naciones Unidas, por la paz como única opción de seguridad y un nuevo contrato social que garantice la justicia social. Evitaremos así, dice la autora, un orden internacional al margen de la ONU.
«La protección del orden neoliberal y la OTAN: ¿dónde están los pueblos en las grandes decisiones que prometen protegerlos?» es el trabajo de Jesús Gallego, donde reflexiona sobre la influencia de la actual guerra en el nuevo orden mundial neoliberal desde una óptica pacifista. Frente a las consignas belicistas y reaccionarias, y desde la condena a la invasión rusa, apunta interesantes enseñanzas para la izquierda en un contexto de desorientación y división en el campo de izquierdas y democrático.
En «¡Acabemos con las guerras y la OTAN!», Cristina Simó analiza la relación de la OTAN y el feminismo, e indica que para las feministas la OTAN es una máquina de hacer guerra que responde a la alianza militar y el patriarcado. Apuesta por resolver los conflictos a través del diálogo, porque pone en valor la vida y rechaza de manera contundente cualquier resolución que pase por la militarización, el rearme y la guerra.
Ricard AJE, tras hacer una valoración de los intereses geopolíticos y económicos que se esconden tras la guerra de Ucrania, constatando los efectos económicos que la guerra ha añadido a los heredados de la pandemia de la covid-19, en su trabajo «El movimiento obrero y el sindicalismo de clase por la paz, contra la guerra y la OTAN» se adentra en las graves consecuencias del encarecimiento de precios y el desabastecimiento sobre la clase trabajadora, y considera una posible parálisis económica y productiva. El autor llama la atención sobre la posibilidad de una vuelta a las políticas de austeridad derivadas de un aumento del presupuesto militar y de la bajada de impuestos que se concretaría en un «pacto de rentas» que haría pagar los costes de la guerra a los y las trabajadoras. Acaba abogando por una salida política y negociada a la guerra, a la vez que llama al movimiento obrero a luchar por la solidaridad internacionalista, contra el fascismo y por la paz entre los pueblos.
La Secretaría de Sociedad Civil y Movimiento Popular de Podemos nos aporta el trabajo «El retorno de la OTAN, los miedos de la Unión Europea y los errores de España», donde se analizan las consecuencias de la invasión de Putin a Ucrania, señalando la desestabilización del escenario europeo y el resurgimiento de una OTAN que dejaba claro día a día que carecía de sentido, cometido y efectividad. Mientras la OTAN lucha por los intereses de Estados Unidos en suelo europeo, solo la defensa de la autonomía comunitaria y una posición propia de España en ella, así como el escrupuloso cuidado de la legislación internacional y los derechos humanos, podrán servir de base para un mundo en paz, indican.
Enrique Quintanilla, en «Ecologistas en Acción contra la cumbre de la OTAN en Madrid», plantea el papel activo de su organización en la «Plataforma Estatal por la Paz, OTAN no» con el objetivo de denunciar la cumbre de la OTAN que se celebrará en Madrid. Manifiesta que están en contra de todas las guerras, denunciando en este momento la invasión de Ucrania y las respuestas de la OTAN, la Unión Europea y el Gobierno de España.
Nora García Nieves, en «Guerra y hegemonía en los medios de comunicación», ante la situación de guerra en Ucrania extrae algunos elementos clave de cómo se ha fraguado el consenso social y cuáles pueden ser espacios de contradicción para abordar un discurso por una paz duradera y anti-OTAN.
Higinio Polo, en «El estallido kazajo en Asia Central», analiza cómo el estallido social y las huelgas de los obreros del petróleo en Kazajistán, en enero de 2022, se saldaron con una feroz represión que causó más de doscientos muertos. Denuncia que el país soporta un régimen que prohíbe al Partido Comunista y que (ayer bajo Nazarbayev y hoy con Tokaev) sigue amparando el robo de la propiedad pública, la corrupción y las privatizaciones.
Para José Luis Centella, presidente del PCE, la dramática situación creada por la invasión de Ucrania por las tropas de la Federación Rusa y la utilización de la misma por los Estados Unidos, sus aliados de la Unión Europea y la OTAN para desarrollar la mayor ofensiva ideológica conocida desde el final de la II Guerra Mundial, le lleva a plantear en su artículo «Refundación de las Naciones Unidas frente a la refundación de la OTAN» la necesidad de contraponer la refundación de la OTAN, como instrumento de un modelo de seguridad militarizada, con la refundación de las Naciones Unidas desde sus principios fundacionales en 1945, basados en un sistema de seguridad colectiva vinculado a los derechos humanos, para que sea realmente un instrumento eficaz en la resolución de los conflictos desde la negociación y el acuerdo, no desde la intervención militarizada. Llama a conseguir que en la cumbre de la OTAN no se imponga el pensamiento único de sistema militarizado y se contraponga el modelo que, basado en unas nuevas Naciones Unidas como instrumento, permita la defensa de la paz, el aumento de los gastos sociales y que articule un modelo de seguridad colectiva sostenible.
La sección AUTOR INVITADO se abre con Gerardo Pisarello y su trabajo «La invasión de Ucrania y el regreso de la OTAN». Analiza cómo la invasión de Ucrania por parte de Putin ha contribuido a reflotar a una OTAN hasta hace poco diagnosticada de «muerte cerebral». Su regreso no augura nada positivo, ni para la autonomía europea ni para la solidad entre pueblos ni para la paz global, denuncia. La propia crueldad de esta guerra lleva al autor a reflexionar sobre los auténticos beneficiarios de las políticas de sanciones, qué salida dar a esta guerra y el papel de Europa y de Naciones Unidas en un alto al fuego que permita acabar con ella, y sentar así las bases de una paz futura con el reconocimiento a Ucrania del derecho a su independencia y autogobierno, con un estatuto de neutralidad y con garantías para su seguridad. Pisarello concluye enfatizando la necesidad de promover la paz y el diálogo en un nuevo orden internacional multilateral y de seguridad compartida, donde las propias movilizaciones y actos alternativos a la cumbre de la OTAN de junio en Madrid deberían servir para hacer avanzar estos objetivos.
Otro invitado en este número de Nuestra Bandera es el doctor cubano Leyde Ernesto Rodríguez Hernández con su trabajo «El militarismo imperialista de Estados Unidos», que nos aporta la revista Cuba Socialista. El artículo de Leyde E. Rodríguez Hernández analiza la importancia del militarismo. Realiza un repaso histórico y describe el desarrollo de la política armamentística en las últimas administraciones norteamericanas. Por último apunta riesgos crecientes, como la militarización del espacio.
Y cerrando la sección, el artículo «La pandemia como guía ideológica de la Unión Europea», de los dos profesores de Historia de la Medicina de la Universidad de Murcia invitados, Pedro Marset Campos y José MiguelSáez Gómez, trata de poner en evidencia la asunción del pensamiento de la globalización neoliberal en todo tipo de cuestiones, por delicadas como se presenten. Eligen como materia a estudiar las vicisitudes de la pandemia que estamos padeciendo. Muestran como guía las etapas de la reciente evolución socioeconómica acabada la Segunda Guerra Mundial, y tomando como hilo conductor las vicisitudes de China tras la conquista del poder por Mao Tse Tung en 1949. El fracaso de las experiencias socialdemócratas (Keynes) y soviéticas, así como la de la Revolución Cultural de Mao, dirige la decisión de Deng Xiaoping a la inserción como actor en la OMC en 2001. La respuesta de la OMS es insuficiente, así como la de la Unión Europea. Queda como último resorte la presión de la ciudadanía urgiendo a aplicar democráticamente la ética y la ciencia como solución.
En la sección de CULTURA contamos con dos artículos de Enrique Javier Díez Gutiérrez y de Willy Meyer, respectivamente. Díez Gutierrez, en «Educar en valores: educar para la paz y el desarme internacional» desvela que no solo se aumenta el gasto militar: los ministerios de Defensa y Educación quieren introducir en el temario escolar ideas y visiones belicistas. Es imprescindible una educación para la paz, educar en valores, en el concepto de ciudadanía universal, los derechos humanos, la comprensión internacional y el desarme. En el segundo artículo, «La socialización política: el caso de Víctor Díaz-Cardiel», Willy Meyer, utilizando el concepto historia de la vida, se vale de una entrevista que él mismo realiza a Díaz-Cardiel para conocer todo un colectivo, su contexto histórico, y poder comprender mejor tanto la estructura social como las reivindicaciones del movimiento obrero madrileño del sector industrial en los años cincuenta y sesenta del pasado siglo. Una novedosa metodología que, como dice el autor, no solo nos permite el conocimiento de la figura imprescindible de Víctor, sino que nos abre una ventana que nos ayuda a comprender cómo se manifestó la lucha de clases en una época clave para la lucha por las libertades y la democracia en nuestro país.
En la sección A VUELTAS CON LOS CLÁSICOS , la conmemoración del centenario del nacimiento de Raymond Williams (31-08-1921) sirve para acercarnos al conocimiento de este autor galés, figura esencial por su contribución a la crítica marxista de la cultura y el arte. Con tal objetivo contamos con dos trabajos de sendos profesores de la Universidad de Sevilla. El de Francisco Javier Moreno Gálvez, «Tecnología y forma cultural. ¿Qué nos dice Raymond Williams sobre las actuales tecnologías de la información y la comunicación?», destaca cómo Raymond Williams, considerado uno de los padres fundadores de los estudios culturales, supo ver en la historia de las innovaciones tecnológicas la huella de la formación histórica capitalista. Entre sus aportaciones destacan aquellas que, aunque pensadas para reflexionar críticamente sobre los avances técnicos en la comunicación de las primeras décadas del siglo XX, siguen siendo útiles para pensar críticamente las sociedades actuales, cada vez más mediadas por lo digital. El texto trata de subrayar precisamente la vigencia de sus reflexiones sobre la tecnología, recogidas en su libro Television: Technology and Cultural Form (Routledge, 1974), en el contexto actual.
Y el trabajo de Juan Carlos Fernández Serrato, profesor investigador, que nos acerca a la obra de Raymond Williams, referente en el análisis marxista y crítico de la cultura. Las páginas que nos dedica seguro que despiertan el interés para conocer a un autor imprescindible para el análisis crítico de la realidad social y el desarrollo de una alternativa democrática y humanista frente al pensamiento único neoliberal.
Por último, en la sección LIBROS presentamos tres reseñas: de José Sarrión Andaluz, «No se puede ser demócrata sin ser antifascista: apuntes para una educación inclusiva, democrática y antifascista ante la barbarie», sobre el libro de Enrique Javier Díez Gutiérrez, Pedagogía Antifascista. Construir una pedagogía inclusiva y democrática frente al auge del fascismo y la xenofobia; de Paula Garvín Salazar sobre el libro Democratizar la producción. Una reflexión crítica sobre el legado de Rosa Luxemburg, que coordina Rafael Rodríguez Prieto; y, por último, de Manuel González, «Un maestro al que acudir», sobre el libro de Julio Anguita Nada sucede por casualidad.
Cerrando ya, Nuestra Bandera agradece a Francisco Sierra Caballero y a Jaime Aja el asesoramiento y trabajo que desarrollaron en este número. Y, como siempre, la revista reconoce y da las gracias a los autores y autoras por sus contribuciones, así como a quienes hacen posible que estas páginas vean la luz.