El cierre condenaría a decenas de miles de trabajadores/as al paro y la miseria: el capitalismo en su lógica criminal muestra su rostro más crudo
Nissan, la empresa japonesa del sector del automóvil, ha anunciado el cierre de las tres fábricas que tiene en Barcelona (la principal en Zona Franca y las de Montcada i Reixac y Sant Andreu de la Barca), en las que trabajan cerca de 3.000 personas y que afecta a más de 20.000 puestos de trabajo en empresas externas y proveedoras, dependientes de la planta barcelonesa.
Esta decisión se debe al reparto mundial de producciones y mercados, tras la fusión de la compañía japonesa con la francesa Renault. Desde hace tiempo se viene gestando un proceso de "desglobalización", en el que las multinacionales relocalizan producciones a las plantas situadas en sus países de origen y sus áreas más cercanas de influencia. La pandemia de la Covid-19 está acelerando este proceso.
No es casual que el presidente de Francia haya anunciado un plan de 8.000 millones de euros para garantizar producciones y plantillas de las plantas de las marcas francesas. En el caso de Renault, garantizándose el mercado europeo en su reparto con Nissan.
Esta situación está mostrando la principal debilidad de la industria del automóvil en España: una industria dependiente, debido al dominio total del capital extranjero sobre esta industria estratégica para nuestro país, porque representa el 10% del PIB, el 19% de las exportaciones y el 9% del empleo en España (2,5 millones de puestos de trabajo de forma directa e indirecta).
La decisión de la multinacional japonesa condena a decenas de miles de trabajadores/as, al paro y a la miseria. El capitalismo en su lógica criminal muestra su rostro más crudo de nuevo.
Este golpe no ha cogido a la plantilla de Nissan por sorpresa, declarándose en huelga indefinida desde hace cerca de un mes en su planta de estampación en Montcada i Reixach.
El comité de empresa y la plantilla han trazado una brillante estrategia sindical. Frente a las pretensiones de Nissan de hacer unas producciones de Mercedes en una de las líneas de la planta de Barcelona, la huelga ha provocado desabastecimiento, con lo que han tenido que parar la producción y mandar a los trabajadores a casa.
La empresa intentó que la paralización de la producción fuera a cargo de las arcas públicas, volviendo a afectar a la plantilla en el ERTE (por fuerza mayor ante el Covid-19), pero ante las demandas a la Inspección de Trabajo de los Sindicatos, Nissan ha tenido que asumir los sueldos íntegros. Y para repartir solidariamente el esfuerzo de la huelga entre toda la plantilla, han puesto en marcha una caja de resistencia, también abierta a aportaciones de trabajadores/as y sindicatos de otras empresas, personas u otras organizaciones que quieran mostrar su solidaridad y contribución para esta lucha tan necesaria y con tantas implicaciones para el conjunto de la clase obrera y del proceso de reconstrucción que debemos afrontar como país.
El anuncio del cierre desató ayer una ola de indignación social y movilización de la plantilla en las plantas de Montcada y Barcelona, dando una respuesta firme y masiva, que alargara en el tiempo su extensión y contundencia. Como dicen los/as trabajadores/as de Nissan: "esto es solo el principio".
El Partido Comunista de España, como desde el inicio de las movilizaciones de la plantilla y sus organizaciones sindicales en Nissan, hace un llamamiento a la solidaridad, la participación y el máximo apoyo del conjunto de la sociedad y, en especial, de nuestra propia organización, a las diferentes acciones que se seguirán produciendo. Y hacemos un llamamiento al gobierno catalán y español para defender el empleo y esta importante Industria, con las acciones que sean necesarias.
Apoyamos la demanda del comité de empresa para que las Administraciones Públicas tengan una estrategia unitaria, leal y de fortaleza para que Nissan reconsidere el cierre de las fábricas, o para encontrar nuevos proyectos industriales con otras empresas, basados en la propiedad mixta y la participación sindical, con el objetivo de que haya un control público efectivo y de las y los trabajadores.
No obstante, a la vista de situaciones similares, mostramos nuestro escepticismo ante esas posibles soluciones y defendemos que la mejor garantía de futuro para el sector y para las y los trabajadores pasa por la nacionalización de la planta, dando un paso para reconstruir nuestra soberanía industrial poniendo fin a la absoluta dependencia del capital extranjero del sector del automovil.
Recordemos que Nissan ha recibido 179 millones euros de ayudas públicas desde 2009, y la situación actual requiere de medidas públicas que pongan el interés general por encima de los intereses del capital. No podemos renunciar a todo lo invertido ni a la riqueza y el potencial de nuestro país para reconstruir lo común desde lo que nunca debió ser abandonado ni regalado.
Es necesaria una política industrial y de inversión pública en I+D+i, para el futuro del sector del automóvil. Apostando por la eco-movilidad, desarrollando tecnología propia o producida en España, basada en el motor eléctrico e híbrido, para que sea sostenible medioambientalmente y más soberana. Es fundamental acabar con la fuerte dependencia extranjera, construyendo un tejido industrial propio, para una economía fuerte y soberana, que garantice un empleo estable y de calidad.