A punto de cumplirse tres años del inicio de la actual fase de la guerra en Ucrania, se abre una vía de esperanza tras las conversaciones mantenidas entre el presidente estadounidense, Trump, y su homólogo ruso,Vladimir Putin. Este acercamiento confirma lo que siempre hemos denunciado: Estados Unidos, como principal actor del bloque atlantista, tuvo desde el principio la capacidad —y la responsabilidad histórica— de detener una guerra que sus propias estrategias geopolíticas contribuyeron a desencadenar. La guerra nunca es la solución a los problemas, sino el agravante más duro que desangra sociedades y exacerba sufrimientos.
La guerra entre la OTAN y Rusia en Ucrania no debió comenzar jamás. Una vez iniciada, el envío de armamento al ejército del autoritario gobierno ucraniano no solucionó nada, sino que tuvo como objetivo prolongar la contienda y atrapar a Rusia en un conflicto sin fin.
Estados Unidos y su máquina de muerte, la OTAN, han empleado a sus aliados como piezas desechables en un tablero de ajedrez geopolítico, sacrificándolos cuando dejan de resultar útiles. En esta ocasión, Zelenski y la Unión Europea han sido las piezas sacrificadas tras su subordinación a los intereses imperiales.
El Partido Comunista de España sigue apostando, como siempre, por un alto el fuego inmediato y el inicio de negociaciones que conduzcan a un acuerdo definitivo para poner fin a un conflicto que dura ya más de 10 años.
Hacemos un llamamiento a que la UE abandone su sumisión a la OTAN y priorice la diplomacia, exigiendo a EEUU que asuma su responsabilidad en el cese de las hostilidades y a que trabajen en la recuperación de las vías política y diplomática destinadas a la resolución de conflictos, y para que la ONU y la OSCE desempeñen el rol para el que fueron creadas: hacer que la política, la diplomacia y el derecho internacional hagan callar a las bombas.
Es imprescindible descartar de manera categórica las tentaciones de repetir maniobras geopolíticas que desembocan en nuevos conflictos bélicos.
Es esencial e inaplazable que el gobierno ucraniano legalice los más de diez partidos políticos nacionalistas y de izquierdas que ha ilegalizado durante su mandato, incluyendo el Partido Comunista y el Partido Socialista, y que libere a los presos políticos.
Cualquier solución diplomática debe garantizar un modelo de seguridad integral, en condiciones estables para toda la región, incluida la Federación Rusia, única manera de prevenir futuros conflictos y garantizar un largo periodo de paz y estabilidad para toda Europa.
Asimismo, convocamos a las trabajadoras y trabajadores, sindicatos y movimientos sociales a organizarse y trabajar conjuntamente por la construcción de un mundo multilateral, en el que las relaciones entre los pueblos se basen en la solidaridad, la cooperación, el mutuo beneficio y el respeto a la soberanía y la independencia, sin injerencias externas.
¡Por la paz y la emancipación de los pueblos!