En unos momentos, en los que el peligro de que la tensión belicista nos lleve hacia una situación de guerra abierta en toda Europa de imprevisibles consecuencias para el resto del Planeta, el PCE considera necesario, que las fuerzas que compartimos los valores de la Paz como base de un Orden Internacional justo, asumamos la responsabilidad de utilizar todos los medios a nuestro alcance para revertir la actual escalada bélica y de forma específica para frenar el Genocidio que el ejercito de Israel esta cometiendo contra el pueblo palestino y abrir una vía para una salida pacifica y negociada de la Guerra de Ucrania en el seno de Naciones Unidas.
Desde esta perspectiva el PCE considera necesario hacer una reflexión sobre las consecuencias de la forma en la que tras la crisis e implosión de la URSS, del Pacto de Varsovia, del CAME, las potencias que se consideraron triunfantes de la Guerra Fría, fundamentalmente los EE.UU. y la UE, trataron de implantar lo que vinieron a denominar Nuevo Orden Mundial Liberal, desde lo que consideraban “el fin de la historia y la muerte de las ideologías” y la consolidación del “pensamiento único”.
Para consolidar este dominio, los EEUU y la UE, alentaron y llevaron a cabo diversas acciones bélicas, entre ellas la que en 2014 promovió el golpe de estado en Ucrania que derrocó un gobierno democrático, que cooperaba tanto con la Unión Europea como con Rusia, y lo sustituyó por políticos hostiles a Rusia, que nunca pretendieron implementar los Acuerdos de Minsk. La intervención en Ucrania por parte de las tropas de la Federación Rusa en 2022 agravó este conflicto y ha sido utilizada por EEUU y la OTAN para incrementar su escalada y para fortalecer una alianza que no tiene ninguna justificación para existir y que estaba en una fase de “muerte clínica” según el presidente francés Emmanuel Macron. Esto intensificó el agravamiento de un conflicto que perdura a día de hoy y que sitúa al mundo ante graves peligros, pudiendo llegar a provocar consecuencias trágicas con repercusiones globales.
Pasados más de dos años del inicio de esta fase, con el consiguiente incremento de sufrimiento y destrucción, a pesar de que cada vez es mas evidente la inviabilidad de una solución puramente militar de la Guerra en Ucrania, se rechaza buscar una salida negociada a pesar de múltiples intentos iniciados por países africanos, por Turquía o por China. Además de suponer un inmenso beneficio económico para la industria del armamento, los EEUU están utilizando la guerra en Ucrania como instrumento de su política imperialista, que trata de consolidar un estado de Guerra Fría que divida al mundo en dos bloques para reforzar el proyecto hegemonista del imperialismo, con un fortalecimiento de la OTAN en Europa y el aumento de su supeditación a los intereses económicos y militares de EEUU.
Desde hace meses, asistimos a un creciente número de declaraciones, por parte de EEUU y la UE, que alientan a una espiral belicista contra Rusia y China a pesar de que en estos dos años, la UE y EEUU han sido testigos de que la entrega constante de armas hacia Ucrania no solo no ha contribuido a poner fin al conflicto, sino que lo está alargando, incrementando el número de muertes y el sufrimiento. También es obvio que la OTAN y los países del denominado acuerdo AUKUS (Australia, Reino Unido y EEUU) están realizando una injerencia inaceptable en los asuntos internos de China al patrullar las costas próximas a este país con la excusa de la cuestión de Taiwán, asunto interno que solo incube a la nación china. Es fácil de entender que si la armada China patrullara en el mar Caribe o frente a las costas de EEUU, la comunidad internacional interpretaría que China estaría provocando a los EEUU.
En lugar de buscar soluciones a través del diálogo y la negociación, las oligarquías y el gran capital estadounidense y europeo optan por una estrategia que solo alimenta la violencia y la cronificación de un conflicto cuyas consecuencias solo están pagando las clases trabajadoras.
La falta de voluntad de la Unión Europea y los Estados Unidos de dejar que los mecanismos internacionales de resolución de conflictos por vía diplomática como las Naciones Unidas o la OSCE intervengan para solucionar los actuales conflictos armados, o el colapso al que está siendo sometido el sistema de las Naciones Unidas por su incapacidad para acabar con el genocidio en Gaza, o los permanentes llamamientos a incrementar el gasto en armamento incluyendo la puesta a disposición por el Banco Europeo de Inversiones de créditos para la industria armamentística, son peligrosos indicios de que el imperialismo ha llegado a la conclusión ya que un conflicto armado generalizado puede ser bueno para sus intereses políticos y económicos.
Las recientes declaraciones sobre el servicio militar obligatorio, el aumento de la inversión en Defensa, el envío de armamento en Ucrania o la decisión, totalmente opaca, de ceder los espacios del puerto de Mahón a la OTAN, representan un paso más en una escalada irresponsable que como Partido Comunista de España rechazamos porque, entre otras cuestiones, reforzar la presencia de la OTAN en nuestro país ejemplifica la sumisión española y europea a EEUU, supone una pérdida de soberanía y aumenta el riesgo de que España se vea envuelta directamente en la guerra que Washington está alentando desde hace meses.
Ante quienes agitan los tambores de la guerra, que ponen en peligro la vida y la supervivencia del planeta, es necesario que sigamos trabajando en la defensa del multilateralismo, articulando un movimiento con el que seamos capaces de llevar a los pueblos la idea de que solamente una amplia movilización social, sindical y política, pueden frenar esta barbarie y abrir paso a un futuro de paz y progreso para la humanidad.
Debemos seguir defendiendo la salida de España de la OTAN por ser una maquinaria de guerra al servicio de los grandes capitalistas de EEUU y la Unión Europea para someter a otros pueblos y por situar a nuestro país y a nuestro pueblo en una situación peligrosa contraria a los intereses de la mayoría.
Es necesario que denunciemos el incumplimiento sistemático de las condiciones de permanencia aceptadas por el pueblo español en referéndum, lo que supone un fraude y una burla a la democracia.
España debe apartarse de esa vía agresiva y criminal, que tanto dolor, muerte y sufrimiento ha causado ya en la antigua Yugoslavia y en Oriente Medio, con la destrucción de países: Irak, Afganistán, Libia, Siria o Yemen. Esa vía que trae como consecuencia los actos terroristas de venganza que siempre, siempre, hasta ahora solo ha sufrido el pueblo, la gente común, que pasea por las calles o que sube a los trenes de Cercanías. La calle tuvo razón cuando gritó: “vuestras guerras, nuestros muertos”.
Pero nuestro rechazo no debe limitarse a un pronunciamiento público. El apoyo y presencia en el gobierno de SUMAR, nos debe permitir forzar un cambio de rumbo en lo que actualmente es permisividad cuando no colaboración por parte del PSOE respecto a la actual escalada armamentística y de tensión militar. Tenemos que debatir y revisar cuáles son las líneas rojas que no estamos dispuestos a permitir que cruce un gobierno del que formamos parte.
A tal fin, el PCE plantea la necesidad de realizar de inmediato un debate en IU sobre como utilizar nuestra participación en el Gobierno paras conseguir medidas concretas que permitan el cambio necesario de la política exterior de España, de manera que el Gobierno se ponga del lado de la cooperación y el diálogo como bases para la resolución de conflictos y construcción de paz, cooperación y amistad entre los pueblos del mundo, en el marco de las Naciones Unidas y del derecho internacional.
Un debate que debe ir acompañado de un trabajo desde la calle, los movimientos sociales y sindicales, desde las instituciones en las que tenemos presencia, para organizar la gran movilización en favor de la Vida y la Paz y de construcción de un activo Movimiento por la Paz y contra la guerra que actúe:
- Defendiendo la lucha contra las guerras, la utilización de mecanismos diplomáticos y políticos para la resolución pacífica de conflictos que la modificación profunda de las instituciones internacionales empezando por las Naciones Unidas para desprender las del derecho de veto que impide acabar con el riesgo de guerra y con la perpetración de graves crímenes internacionales.
- Defendiendo la solidaridad entre los pueblos.
- Concretando una lucha política y cultural por el desarme y contra el militarismo.
- Manteniendo la demanda de la eliminación del armamento nuclear y de una reducción inmediata y drástica de estos gastos, así como la renuncia a la guerra como instrumento de relación humana.
- Exigiendo reorientar el presupuesto de Defensa hacia la cooperación social entre los pueblos.
- Exigir la reducción de la concentración del poder militar y orientar la política defensiva a favor del concepto de defensa integral no militar, cuyo eje sea la población y su participación activa en la misma.
- Y como hemos señalado anteriormente, seguir trabajando por la salida de España de la OTAN.
Madrid a 5 de abril de 2024