Rusia ha celebrado elecciones municipales y regionales en más de ochenta regiones del país entre el 9 y el 11 de septiembre. La Comisión Electoral Central dio cuenta de la victoria de los candidatos de Rusia Unida, con un sistema establecido por el gobierno ruso que permite el voto electrónico a distancia, DER, y facilita la falsificación de los resultados electorales. El organismo gubernamental, DEG, que controla los votos emitidos no puede ser fiscalizado por la oposición, circunstancia que ha denunciado repetidamente el Partido Comunista: el DEG es una entidad que sirve al partido del poder, a Rusia Unida.
Los mecanismos utilizados anteriormente para manipular los resultados y arrebatar votos al Partido Comunista consistían en el soborno de las comisiones electorales, en la introducción fraudulenta de votos en las urnas, y en el acarreo de votantes en autobuses por varios colegios para que votasen en mesas determinadas con la complicidad de miembros de las mesas. En todas las elecciones anteriores se han grabado episodios de manipulación y de introducción de paquetes de votos en las urnas a lo largo de todo el país, que en muchos casos han sido llevados a los tribunales. Esos procedimientos vergonzosos dieron lugar a escándalos que, sin embargo, no han llevado al gobierno ni a Rusia Unida a establecer mecanismos democráticos y transparentes que aseguren la limpieza de los procesos electorales.
Por el contrario, la posibilidad de votar durante tres días, junto a la creación del DEG para facilitar la manipulación, unido a la arbitrariedad de los organismos judiciales que impidieron presentarse a casi mil candidatos comunistas, a la escandalosa campaña anticomunista en la televisión y la prensa, y la persecución y destrucción de los materiales electorales del partido, la frecuente marginación de observadores en el recuento, y la detención de candidatos comunistas por la policía, delatan las intenciones del poder, que, pese a todo, no ha podido impedir que el Partido Comunista siga siendo la segunda fuerza política del país en estas elecciones fraudulentas.
De Omsk a Krasnodar, y de Penza a Moscú, entre múltiples ciudades y regiones, se han manipulado los resultados electorales. Así, en Moscú, Rusia Unida obtuvo 1.294 escaños municipales que equivalen al 91 por ciento del total. El Partido Comunista ruso obtuvo 42, el 3%, en un sorprendente resultado que muestra una evidente adulteración del voto popular.
Como ha manifestado su presidente, Guennadi Ziugánov, los comicios han sido "básicamente, la elección de los ladrones y no demócratas" y "socavan la legitimidad de las elecciones y el poder y la estabilidad interna en el país". Los comunistas rusos trabajan en difíciles condiciones: el capitalismo ruso está en un callejón sin salida, y solo la recuperación del socialismo permitirá la reconstrucción y el fortalecimiento del país.
El Partido Comunista de España denuncia las manipulaciones electorales que padece el Partido Comunista ruso desde hace muchos años, responsabilidad del Partido Rusia Unida de Putin, y declara su solidaridad con sus camaradas rusos.