Durante los últimos años, la clase trabajadora ha seguido sufriendo las consecuencias de la crisis económica que desde 2008 azota con fuerza hasta nuestros días, y que los anteriores gobiernos del PP quisieron paliar con un recorte de las condiciones de vida de la inmensa mayoría, para salir al rescate de los bancos y de los beneficios de los grandes poderes económicos.
Abaratamiento y facilidades para los despidos, flexibilización de las jornadas laborales, bajada de salarios, destrucción de la Negociación Colectiva, temporalidad en la contratación, son algunas de las medidas que abocaron al empobrecimiento de la clase trabajadora, abriendo una nueva brecha en nuestra clase, que aún con trabajo engrosa las cifras de pobreza y de riesgo de exclusión social, por no poder hacer frente a su día a día.
Por todo ello la clase trabajadora ha salido a la calle durante esta década a reivindicar sus derechos, con más contundencia. Son multitud los diferentes y diversos conflictos Labores que ha habido en este país, y sin distinciones tanto en el Sector Público, con las luchas de las distintas Mareas en defensa de los servicios público, por la Sanidad, la Educación Publica y las pensiones, y en el Sector Privado. Sonados han sido los conflictos laborales de las y los compañeros de Coca Cola, Ryanair, Alcoa, Amazon, las “Kelly” pero también han sido y siguen siendo muchos otros conflictos en Pymes y Micro Pymes en los que la clase trabajadora ha vuelto a demostrar que no nos vamos a quedar de brazos cruzados sin pelear por un TRABAJO DIGNO para una VIDA DIGNA.
Conflictos Laborales que han intentado también cercenar modificando el Código Penal, intentando acabar con el derecho de Manifestación o de Huelga, enviando a las fuerzas y cuerpos de Seguridad del Estado a machacar a quienes en las calles reivindicamos derechos y a las organizaciones de clase, desde sanciones económicas hasta cárcel, porque no solo nos quieren CALLADAS sino también DOCILES y solas ante la cotidiana injusticia.
Esta crisis ha azotado con más fuerza a mujeres, jóvenes y migrantes, sin olvidarnos de trabajadores, con una edad superior a 45 años y que se han visto abocados a largos periodos de inactividad, expulsados a un futuro de pensiones recortadas e insuficientes para una vida digna, como ya ocurre con muchas de nuestras mayores pensionistas.
El sector más castigado ha sido el sector de los cuidados, que hoy con la crisis sanitaria del COVID-19, se ha reivindicado como el sector más fundamental. Aquellas y aquellos que hoy en día llamamos “heroínas o héroes”, porque en una lección de profesionalidad, siguen acudiendo a sus centros de trabajo y en muchos casos jugándose su integridad física y en condiciones de precariedad laboral, fruto de recortes y reformas laborales que despreciaban a quienes ahora se demuestran indispensables.
Desde la organizaciones sindicales más representativas, y en especial desde CCOO, ha habido una respuesta cada vez más fortalecida y organizada ante las consecuencias de la crisis anterior, que se ha visto multiplicada ante esta crisis, poniendo en evidencia la importancia de la organización y la unidad de la clase obrera ante el conflicto capital - trabajo y que está siendo herramienta de toda la sociedad, aun viéndose mermada la afiliación, en muchos casos también por la falta de recursos económicos. Medidas como el incremento del SMI en más de un 30% desde 2016, han llevado a la lenta pero paulatina recuperación de ingresos de la clase trabajadora, que aún sigue necesitando la derogación de las reformas laborales de 2010 y 2012 para recuperar todos los derechos arrebatados y que tanto costó conseguir en el pasado, e iniciar el necesario camino de conquistar nuevos derechos y marcos de relaciones laborales que protejan y construyan vida digna para quienes precisamente, se demuestran esenciales en el sostenimiento de nuestra sociedad.
Y llegados a 2018, se produjo por primera vez una moción de censura al Gobierno del PP, con el que se pretendía dar un giro político a la situación. Moción promovida por Unidas Podemos y que con el apoyo mayoritario del Congreso, alzo al PSOE a un gobierno en funciones con programa político pactado con Unidas Podemos, que apenas pudo llevarse a cabo, y que nos abocó a dos nuevos procesos electorales en el año 2019, esta vez sí, con un acuerdo programático a principios de 2020 para un Gobierno de Coalición Progresista, en el que el PCE está presente, con dos carteras ministeriales fundamentales para la clase trabajadora, como son Trabajo y Consumo.
El año 2020 se presentaba ya con el anuncio de una recesión económica a nivel mundial y que para el Estado Español, según algunos expertos, no iba a condicionar la recuperación económica. Nunca lo sabremos, porque se cruzó una crisis mundial sanitaria, que nos está obligando a toda la sociedad, desde el Gobierno al último trabajador, a abordar el camino iniciado en los primeros días de Gobierno, junto a los agentes sociales, como la subida del SMI a 950 euros o la derogación del artículo 52.d que permitía el despido justificado por enfermedad, desde otra perspectiva y con otras urgencias, para que nadie se quede atrás, y construyamos colectivamente el mejor punto de partida para la reconstrucción de un país, de un nuevo país, en el que la clase trabajadora tiene que ser protagonista y activista, porque la lucha forja, porque lo colectivo importa, porque la solidaridad y la unidad son nuestras grandes herramientas, la historia lo ha demostrado.