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Estados Unidos calienta el polvorín ucraniano
9 de Diciembre de 2021

Ucrania se ha convertido en el más peligroso polvorín europeo. Treinta años después de su independencia (que impuso su gobierno violando flagrantemente el referéndum donde, el mismo año 1991, la población había votado masivamente en Ucrania y en todas las repúblicas soviéticas por el mantenimiento de la URSS), el país ha perdido buena parte de su estructura económica. Ucrania heredó de la Unión Soviética una potente industria y una agricultura desarrollada que los gobiernos capitalistas han dilapidado en estas tres décadas, sembrando sal sobre el país. El golpe de Estado del Maidán de 2014 agravó todavía más la situación: organizado y financiado por los servicios secretos de Estados Unidos y Polonia, apoyándose en grupos nazis y de extrema derecha ucranianos y enviando mercenarios, consiguieron imponer un gobierno golpista que, primero con Turchínov y después con Poroshenko, inició una represión sistemática de los comunistas y de la izquierda, con episodios tan siniestros como el incendio del edificio de los sindicatos en Odessa donde quemaron vivas a más de cuarenta personas que se oponían al golpe de Estado. El Partido Comunista fue declarado ilegal. Después el régimen golpista inició la represión de los territorios del Donbás, donde resistían también al golpe de Estado, comenzando una guerra civil que ha llegado hasta hoy, causando más de catorce mil muertos. No es extraño que, en esa situación, la población de Crimea votase en referéndum la incorporación de la península a Rusia.
  

Desde entonces, los gobiernos presididos por Poroshenko y ahora por Zelenski han seguido una política que ha agravado la crisis en el país, convirtiéndolo en uno de los territorios más pobres de Europa, malvendiendo la propiedad pública, robando los recursos del Estado y creando un pozo negro de corrupción donde todo se compra y se vende: hasta las vidas de los niños nacidos en siniestras clínicas de parturientas pobres que aceptan vender a sus hijos. Mientras eso ocurría, Ucrania se convertía en un país-cliente de Estados Unidos, aceptando tropas norteamericanas en el país, abriendo sus puertos navales a la flota de guerra estadounidense y a los operativos de la OTAN, y optando por incorporarse a esa alianza militar, eventualidad que volvería a violar los compromisos que en su día adoptaron Estados Unidos y sus aliados de no expandir la OTAN a otros territorios.
  

En una sucesión de groseras mentiras y fakenews que avergonzarían al propio Donald Trump, Zelenski denunció la preparación de un golpe de Estado en Ucrania organizado por Rusia para el 1 de diciembre, del que ya no se ha vuelto a saber nada; el despliegue de cien mil soldados rusos en territorio cercano a las fronteras ucranianas, del que ni Kiev ni Washington pudieron presentar la más mínima prueba. Los servicios secretos estadounidenses filtraron a los medios de comunicación el aumento de esos fantgasmales contingentes militares rusos hasta 175.000, cifra corroborada por el gobierno de Biden. A ello se añaden las acusaciones constantes sobre la "inminente invasión de Ucrania" que ya debía haberse producido en varias ocasiones y que Zelenski y sus mentores en Washington retrasan ahora a enero o febrero de 2022. Mientras Kiev acumula tropas en los límites del Donbás y utiliza drones turcos para bombardear a la población civil, proliferan las recriminaciones al de portavoces estadounidenses al "expansionismo ruso"... útiles para justificar el aumento de las tropas norteamericanas y de la OTAN en las fronteras de Rusia.

 

La manipulación y las mentiras sobre el peligro del "expansionismo ruso" no se detienen pese a las evidencias, porque no es Moscú quien está llevando sus tropas a México, Canadá o Cuba, países limítrofes con Estados Unidos, sino el Pentágono quien fortalece su dispositivo militar a lo largo de todas las fronteras europeas de Rusia, desde los países bálticos, hasta Polonia y Rumania donde ha construido sus escudos antimisiles que pueden convertirse en armas ofensivas y alcanzar con sus misiles Moscú en menos de diez minutos. En ese acoso, Ucrania desempeña un papel muy relevante, y la proliferación de patrullajes aéreos y de convoys de barcos de guerra estadounidenses y de la OTAN en las proximidades de los límites aéreos y marítimos rusos es una evidente y agresiva operación de acoso que solo puede agravar la seguridad de Europa.
  

El Partido Comunista de España denuncia la criminal política del gobierno de Ucrania, que ha llevado a su pueblo a una situación desesperada, soportando salarios de miseria y viéndose condenado a la emigración, mientras sus gobernantes dilapidan los recursos del país en la corrupción, el robo y la compra de armas, preparan la guerra en el Donbás y colaboran en el agravamiento del más peligroso foco de crisis en el continente europeo.
  

El PCE denuncia también la peligrosa deriva del gobierno de Biden, que envía cada vez con más frecuencia a su aviación estratégica a las fronteras europeas de Rusia y a sus límites en Asia oriental, y que sigue impulsando el plan belicista del Pentágono en el Este de Europa y en el Mar Negro, y la complicidad de la OTAN en una vasta operación de acoso militarista que puede llegar a la guerra. El Partido Comunista de España llama a los trabajadores, a los sindicatos, al movimiento por la paz, a incrementar las movilizaciones contra el imperialismo y por la distensión, y pide al gobierno de Pedro Sánchez que no colabore con los provocadores planes de Estados Unidos y Ucrania y niegue la utilización del territorio español para operativos militares que solo incrementan la tensión internacional. Ucrania no debe ser el polvorín de Europa.

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